Glenda León: El tiempo es un sonido que no escuchamos

Glenda León: El tiempo es un sonido que no escuchamos
Del 5 de noviembre de 2022 al 4 de enero de 2023

El arte no puede dar la espalda a la actual emergencia climática, por ello, la mirada sensible ante lo cotidiano de la artista conceptual Glenda León (La Habana, 1976), encuentra en la escucha el antídoto para reconectar con la naturaleza. A través del poder metafórico de la música, nos invita a contemplar lo invisible y convierte lo que normalmente pasa desapercibido en sensaciones sonoras. Inspirada en la iconografía del universo instrumental, esta exposición está formada por delicados dibujos, obras de carácter escultórico y performativo y una instalación site specific.

La resignificación de objetos que caracteriza el trabajo de la artista, conduce a una interpretación de sus obras desde una perspectiva a la vez crítica y poética. En las composiciones en las que la naturaleza es la protagonista, la convivencia entre líneas rectas y elementos orgánicos pretende repensar las costumbres humanas y armonizarlas con los ciclos vitales. Esta visión multiespecie, procura abolir cualquier distinción que nos separe del medio en el que vivimos y desarrollar así un sentimiento de pertenencia más amplio. Un mensaje conciliador basado en cuidadosos procesos de contextualización, manipulación y asociación de los objetos.

Durante la inauguración, se realizó un concierto del grupo Neopercusión, cuyos integrantes, músicos de la Orquesta Nacional de España, activaron las obras de la exposición. La performance puso de manifiesto la transversalidad del trabajo de Glenda León, demostrando que sus creaciones van más allá de la representación simbólica y están construidas como instrumentos repletos de matices sonoros. La artista se ha servido de cuerdas de violín, guitarra y clavicémbalo, así como del auténtico proceso de construcción de un tambor, para dotar de cualidades musicales a la Luna, el mar o el aleteo de una mariposa.

Esta exposición se presenta como una manera de apreciar el poder creativo de la naturaleza frente al antropocentrismo ensimismado; una visita que nos deja en suspensión, que detiene el tiempo para ponerlo en el centro del debate y despertar la conciencia a través de los sentidos.